DIA DO AVOGADO NOVO (II): “Señorita, no me tutee, podría ser uno de sus clientes”
Seguindo a celebración do Día do Avogado Novo, hoxe compartimos con vos as interesantes reflexións que Mabel González Montenegro, estudante do Máster da Avogacía na Universidade de Vigo, fai sobre a nova avogacía. Gracias Mabel, un pracer contar coa túa colaboración!:
“Señorita, no me tutee, podría ser uno de sus clientes”
Una evidencia más de que los comienzos siempre son duros, y más en el ámbito de la abogacía, fue la frase de bienvenida que recibí por parte de uno de mis profesores el primer año en la carrera de Derecho. Hasta entonces, la visión que podía llegar a tener sobre el estudio de esta profesión se reducía únicamente al aprendizaje de un marco teórico. “Estudia Derecho, sé abogada, solo tendrás que chapar leyes”, así lo creía.
A fecha de hoy, como recién estudiante del Máster de Acceso al Ejercicio de la Abogacía y actual becaria en un despacho, puedo afirmar que, a pesar del evidente marco teórico que rodea la profesión, pura esencia de la misma, su escenario fundamentalmente práctico en el día a día es también una realidad inherente a ella. En este sentido, no puedo desmerecer la praxis ofrecida por el postgrado como elemento esencial básico de formación previa para los futuros abogados. Sin embargo, he de señalar que tal formación no supone garantía suficiente de obtener el aprendizaje teórico – práctico adecuado para ejercer como tales.
Las posibilidades que propone el Máster como método de enseñanza son notoriamente amplias: desde la redacción de una demanda, escrito de acusación o solicitud a la administración, hasta jornadas prácticas en Juzgados y despachos. Todo ello está bien, pero a la hora de la verdad ¿Qué expectativa se tendrá de nosotros los primeros años como abogados? ¿Cuáles serán los primeros retos que debamos como asumir tales? Es incuestionable que la instrucción como abogados no termina con la conclusión del Máster. De hecho, es en ese mismo momento en el que empieza.
Por ello, bajo este contexto todavía inexplorado por muchos de los futuros jóvenes abogados he de poner de relieve la necesaria pasantía o las prácticas como la pieza fundamental para comenzar en esta profesión. Oportunidad que si bien es cierto, no existirá en tanto otros abogados más veteranos no brinden esta posibilidad.
En honor al Día del Abogado Joven invito, por un lado, al futuro de esta profesión a que busque a la mayor brevedad la primera experiencia profesional en un despacho o una empresa con buenos profesionales, sin esperar a que el Mercado recurra a ellos; que se concedan el permiso de cometer errores y aprendan de su auto-instrucción, pues de ahí vendrá su éxito; y, sobre todo, que la vocación que les llevó a dedicarse a esto sirva de guía en toda su carrera profesional.
También, y aquí quiero hacer especial hincapié, reclamo una mayor colaboración de todos los profesionales abogados con esta futura generación. No podemos ni debemos olvidar que la abogacía necesita de nosotros, pues somos el motor hacia el avance y renovación de la profesión.
Y no quiero terminar estas líneas sin mencionar al profesor que hizo gala de darme la majestuosa bienvenida el primer año de carrera con la frase “Señorita, no me tutee, podría ser uno de sus clientes”, pues me gustaría expresarle, que más pronto que tarde, estaré preparada para afrontar ese reto.
Mabel González Montenegro